Con un promedio de notas casi perfecto  y múltiples participaciones en grupos de debate, este cursante del quinto semestre considera que el liderazgo se construye con el ejemplo y que los alumnos deben exigirse más a sí mismos para superarse

Samuel Mc Quhae: el estudiante más sobresaliente de la Escuela de Economía

Samuel Mc Quhae cursa quinto semestre de economía en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Su promedio de 19,50 puntos lo hace uno de los alumnos más destacados de todo el campus ucabista, por lo cual no ha pasado desapercibido en su corta trayectoria académica en la institución.

Integrante de agrupaciones de debate que lograron éxito en distintos certámenes colegiales, actualmente compagina sus estudios universitarios con su trabajo como preparador voluntario, el cual desempeña desde que estaba en tercer semestre.

Su alto desempeño académico le ha valido el respeto de muchas personas en su entorno. Incluso, el joven economista en formación está al tanto de ciertas bromas sobre «dotes sobrenaturales» que, supuestamente enmarcan su figura, a la vista de algunos estudiantes de su Escuela, los cuales se asombran por su gran promedio.

Apasionado de los grupos de debate, el año pasado participó en el Modelo de Países Exportadores de Petróleo (MOPEP) donde puso a prueba sus habilidades discursivas, además de sus conocimientos.

En esta entrevista deja claro que los estudiantes deben exigirse más para ser mejores.

¿Siempre tuviste claro que querías estudiar economía?

«Al principio pensaba estudiar ingeniería, aunque no sé por cuál rama me hubiese ido, pero siempre me han gustado los números. Además, también me gusta mucho estudiar teoría, y economía tiene el balance perfecto entre números y teoría».

¿Por qué decidiste estudiar en la UCAB?

«Porque tenía claro desde bachillerato que quería estudiar economía. No sabía si estudiar en la UCV o en la UCAB. Al principio me gustaba más la primera porque el ambiente me gustó mucho, sentía que era mejor que el de la UCAB. También influyó el hecho de que es pública y, por lo tanto, no iba a tener problemas para pagarla; sin embargo, cuando empiezo a analizar la opción de esta universidad tomé conciencia de la factibilidad de estudiar una carrera en la UCV. Los paros y el hecho de que muchos profesores de la UCV se estaban yendo del país me hicieron decantarme por la UCAB. Otra cosa que influyó mucho en mi decisión fue que la formación económica de La Central es más marxista, mientras que aquí en La Católica es más liberal»

Es normal que cualquiera demuestre interés por lo que hace, pero noto pasión genuina en tu forma de referirte a tu carrera. ¿A qué se debe este sentimiento que transmites?

«La economía es mi vida, o al menos en eso se ha convertido en los últimos años. Un amigo, que se llama Christian Hansem, me hablaba mucho de ella. A partir de esto empecé a investigar y di con razones por las cuales me empezó a gustar la carrera. No fue un tema de modelos, yo quiero ser economista porque es interesante. En el mundo actual todo se mueve por el dinero. En decisiones políticas, sociales o hasta personales el dinero es un factor muy importante, si entiendes cómo se mueve el dinero, entiendes cómo se mueve el mundo».

Te has ganado tu fama a pulso. Tienes uno de los mejores promedios de toda la universidad, razón por la cual muchas personas de la Facultad de Economía te tienen en muy alta estima, incluso algunos te consideran alguien súper dotado. ¿Cuál es la imagen que crees que las personas de tu entorno tienen de ti?

«Muchas veces, gente que no conozco me saluda, ¡mira ahí va Samuel! Incontables veces he escuchado esta frase en los pasillos de la universidad. Sé que ha influido mi participación en los torneos internacionales, pero eso solo ha acrecentado la notoriedad que ya tenía antes de estar en tales concursos. Han circulado rumores que afirman que saqué 100 puntos en la prueba de admisión, eso es mentira, dejé respuestas en blanco en esa prueba. Mucha gente piensa que soy Jesucristo reencarnado (risas), y no lo soy. La gente exagera debido al hecho de que soy buen estudiante, eso es bonito, pero yo espero que solo me vean como un chamo que es buen estudiante y una buena persona».

¿Cómo te sientes con respecto a esta imagen que describes?

«La gente a veces suele asociar un buen promedio con ser una persona arrogante. Hay gente que, al conocerme, se queda sorprendida, porque en un principio se acercan a mí con estos prejuicios, para luego darse cuenta de que la realidad es muy distinta. Habrá gente que me desprecie pero, en términos generales, la gente me ve como una buena persona, alguien a quien le gusta ayudar».

¿Siempre has sido un buen estudiante?

«Sí, desde siempre. Una de las razones por las cuales lo soy es, simplemente, que me gusta aprender. No estudio solo por sacar el 20, sino porque quiero aprender. Todo empieza por entender lo que estoy haciendo, a partir de ahí, disfruto de lo que hago».

Cursas economía. ¿Cómo has enfrentado las dificultades económicas?

«Ha sido difícil. De hecho, no podría estudiar aquí si no fuera por la beca que tengo, la cual es pensión proporcional del 100%. Mi condición socioeconómica no es la más favorable, tengo ahí ciertas limitaciones. No estoy completamente destruido, pero es complicado. Además, otra cosa que creo que ha influido, es el hecho de que soy aplicado»

¿Te gustaría tener una empresa algún día?

«Sí, pero no me llama la atención la administración como tal, aunque en algún momento tendré que aprender todas las habilidades pertinentes. Debo tener en cuenta cuáles son las competencias que debo reunir para tener mi empresa, qué cualidades debo adquirir a nivel personal. Por otro lado, no sé si considerarme un buen líder, hay gente que me ha dicho que soy bueno actuando como tal, pero yo no suelo procurar ser alguien que destaque en ese sentido».

¿Has puesto a prueba tu liderazgo alguna vez?

«En el semestre pasado fui candidato a la presidencia del Centro de Estudiantes de Economía, pero esa fue una decisión que tomamos mi equipo y yo, nos pareció la mejor estrategia. El tema del liderazgo a veces lo ejerzo, pero hay situaciones en las que prefiero delegarlo. Aquí no influyó la presión social, para nada, si yo no hubiese querido, no lo hubiera hecho, pero consideré que había que anteponer los intereses del equipo a los míos. El problema de ser un líder es que uno trata de hacer las cosas bien siempre, y mientras todo vaya de acuerdo al plan, todo fluye, pero si uno se equivoca será recordado por el error que cometió y no por lo bien que lo hizo. Prefiero ayudar a las personas sin asumir un rol de liderazgo desde mi imagen».

¿Cómo te ves en el futuro? Hablando de tu proyección en el campo laboral.

«Estoy entre dedicarme a la macroeconomía, en la parte de consultoría o investigación, o finanzas, son las áreas de la economía que más me gustan. No sabría decidirme entre las dos áreas, me veo incursionando en ambas y luego decidiendo cuál me gusta más».

¿Qué mensaje darías a los estudiantes ucabistas para motivarlos en sus estudios?

«Una cosa que me preocupa es que, a veces, los estudiantes pelean cuando se les exige, creo que eso es un problema. Entiendo que como chamos buscamos libertad, estudiar se puede volver algo tedioso. Si un profesor te presiona es bueno tener presente que lo hace por tu bien, ya que la idea es que aprendas. Debes apuntar a que si te suben la barra debes subir con ella. Debes buscar adquirir la mejor preparación. Al quejarte por esto te estás perjudicando, porque creo que en el país las universidades se están degradando, y cuando peleamos por hacer que las cosas sean más fáciles contribuimos con ese proceso».

♦Texto: Diego Salgado/Fotos: Diego Salgado Fuente: El Ucabista