La industria manufacturera venezolana produce, hoy en día, aproximadamente el 10% de la producción que tenía para el final del siglo XX. Las empresas que quedan operativas son sobrevivientes del parque industrial que existió en el pasado. Teniendo esta circunstancia presente diremos que el propósito de esta investigación es proponer una serie de iniciativas que
puedan tomarse, a corto plazo, para facilitar la conservación del sector manufacturero venezolano, así como identificar proyectos concretos, en esta área, para la cooperación internacional. La investigación se hará mediante la compilación de los estudios y diagnósticos recientes sobre el sector, consultas con expertos y conversaciones con catorce empresarios de
los subsectores más representativos de la manufactura del país. Este trabajo está dirigido, como hemos dicho, a su aplicación inmediata, en las actuales circunstancias económico-políticas, y no a elaborar estrategias para cuando cambie el entorno político económico. Lo importante es ayudar a los empresarios de la manufactura a superar los problemas que tienen en la actualidad y evitar el continuo cierre de empresas. Los empresarios invitados contestaron cuatro preguntas:
¿Qué habían hecho para mantenerse trabajando? ¿Cuáles son sus principales problemas? ¿Cuál es su estrategia para el 2022? ¿Qué consejos tienen para los demás empresarios industriales? Por último, queremos dar las gracias por la valiosa colaboración que nos han prestados los empresarios que narraron sus experiencias en los foros a distancia por Zoom Los foros están a disposición del público a través de YOUTUBE buscando por “Propuestas Venezuela Sector
Manufacturero”.

La industrialización contemporánea de Venezuela, bajo la protección del Estado, comenzó en 1937 durante el gobierno de Eleazar López Contreras con el llamado Programa de Febrero. Los sucesivos gobiernos continuaron tomando medidas en esa dirección prácticamente hasta la última década del siglo Para 1989 cambiaron los lineamientos de política económica
favoreciendo un modelo d economía abierta y neoliberal. A principios del siglo XXI, progresivamente se implanta un modelo de intervención coercitiva del Estado que acaba con la industria. En su mejor momento, en la década de los años ochenta, la industria contó con unos 16.000 establecimientos, de los cuales, 600 tenían más de 100 trabajadores; una participación anual al PIB de 18,2% y una contribución al empleo de unos 500.000 puestos de trabajo. La declinación definitiva, como hemos dicho, comenzó en los años noventa, con una serie de medidas que atentaron contra la estabilidad de la manufactura. Haciendo memoria sobre las más significativas, se pueden señalar: los controles de precios permanentes, desde los años 70; controles de cambios y divisas que limitaban su acceso para la adquisición de materias primas y maquinarias; la inflación a dos dígitos, desde los años ochenta, atentando contra el poder adquisitivo de la población y el financiamiento a largo plazo de la actividad económica; el noreconocimiento de las Cartas de Crédito en 1989, que llevo a la quiebra a muchas industrias,
especialmente en el sector alimenticio, y abrió la puesta a su desnacionalización; la obligación de transferir los fondos de prestaciones sociales a la banca, quitándole a la manufactura una importante fuente de financiamiento; la reducción del crédito bancario, aproximadamente a la mitad, a raíz de la liberación de las tasas de intereses a principios de los noventa; pago de tasas de intereses exorbitantes, hasta del 100% en esa época; la apertura económica y comercial bajo modalidad de shock; el anclaje cambiario que favorecía a las importaciones; y por último, la pérdida de confianza en el régimen democrático, que le abrirá la puerta al poder a regímenes cívico militares. Así que, para fin de siglo, se habían perdido la mitad de la manufactura.

El inicio del régimen de Hugo Chávez en 1998 provoca un proceso de descapitalización porque los propietarios de las empresas manufactureras tenían graves y fundadas dudas sobre la seguridad jurídica de sus empresas. A partir del 2002, después del llamado Paro Cívico, las 4 medidas anti empresariales se agudizaron. Controles de precios bajo amenaza de cárcel; el Control Obrero y, específicamente, las expropiaciones de empresas condujeron a la contracción
de la industria. Luego partir del 2015, con el colapso de los ingresos petroleros, en mercado se contrajo al 20% de su nivel tradicional y el problema de las empresasse agudizó. En ese momento CONINDUSTRIA hablaba sobre el “cerco a la empresa privada”. El Estado intervino la gerencia de las empresas industriales públicas, primero bajo el eslogan del “control obrero” y luego mediante su militarización, todo ello conllevó a su cierre definitivo. Recordemos las emblemáticas, SIDOR, ALCASA – VENALUM y la Petroquímica. Para el 2020 CONINDUSTRIA anunciaba que 400 empresas estaban en peligro de cerrar, su vicepresidente Francisco Acevedo decía: Llevamos más de 60 días sin facturación en muchos sectores, sin flujo de caja, mantenimiento nóminas. Hemos pedido que de manera organizada y cumpliendo con los protocolos sanitarios podamos operar las fábricas y reactivar los empleos», manifestó en entrevista con Unión Radio.1 Para ese momento CONINDUSTRIA estima que quedaron unos 2.132 establecimientos pertenecientes a 1.793 empresas. El número de establecimientos representaba el 17,37% de los 12.000 establecimientos que existían en 1998 y el 31 % de los 6.772 establecimientos que existían para el 2002. Si adicionalmente, tenemos en cuenta que, para el 2002 los establecimientos manufactureros trabajaban al 65% de su capacidad instalada y actualmente al 20%, tenemos que concluir que se ha perdido el 96% de la actividad manufacturera desde el 2002 hasta la actualidad.

UCAB KA Sector Manufacturero Informe Final 3 mayo 2022 (1