Desde comienzos del siglo XXI, el mundo ha presenciado cómo la economía mundial ha dejado de sostenerse sobre los hombros de las principales potencias europeas y los Estados Unidos, a un liderazgo en el que ahora comparten con China y otras economías emergentes, entre las que se encuentran Brasil, Indonesia o Rusia.

Sin embargo, entre el grupo de emergentes, hay una que destaca entre las demás: India, uno de los países más relevantes de cara al desarrollo de la economía mundial, que concentra más del 14% de la población, y debido a sus colosales dimensiones a nivel poblacional y económico, es actualmente la quinta economía del mundo por orden de tamaño del PIB. Es importante denotar que este gigante del sur de Asia se ha desenvuelto de una manera notable durante las últimas dos décadas, reportando incrementos anuales en la actividad económica que oscilaron entre 7% y 9%. Sin embargo, no todo es para siempre, y en 2019 India experimentó una fuerte desaceleración del crecimiento, al registrar un crecimiento del PIB de solo 4%. A esto debe añadirse la recesión económica causada por la pandemia del COVID-19 que tiene como resultado una reducción de las expectativas de desarrollo futuro en el corto y mediano plazo.

 

 

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